VENTANA AL MOVIMIENTO SINDICAL PANAMEÑO
Por: Carlos Ayala MonteroEn el año 2003, por encargo de
El presente es un esfuerzo a propósito de la iniciativa de la CSA (Confederación Sindical de
Trabajadores/as de las Américas) para elaborar un mapa sindical de América,
para contribuir con datos un tanto más ajustados a la realidad actual, sobre el
movimiento de los trabajadores organizados panameños.
Sin duda que la extrema premura con que hemos preparado el presente
trabajo y la coyuntura actual no sólo del movimiento sindical en Panamá, sino
de toda la nación, que camina por derroteros de cambios (para bien o para mal),
no son ni mucho menos, los escenarios finales que permiten designar con algún
grado de certeza las características más estables de la sociedad panameña y por
supuesto del movimiento popular y sindical. Creo sinceramente que nuestra
sociedad se está moviendo históricamente hablando, pero el rumbo aún no es del
todo claro; las proyecciones vistas en perspectiva histórica parecen indicar
que podemos movernos hacia mejores condiciones socioeconómicas, pero aún no se
producen los consensos que determinen con claridad el rumbo y en esos consensos
sin duda, debe incluirse al movimiento sindical como un actor social
ineludible. Por eso es importante qué es, cómo es y que hace el movimiento
sindical panameño.
Ya en el trabajo del año 2003 hicimos un esfuerzo por describir y descubrir
para los panameños y el mundo a este movimiento, que en fin de cuentas responde
como todo lo social, a los impulsos y realidades de la propia sociedad, aunque
algunos de sus componentes se empeñen en transformarla. También desde una
perspectiva crítica, publicamos en 2008 “El Sindicato del Siglo XXI: Entre la Gloria y la Utopía ”, que intentaba
llamar la atención acerca de los necesarios cambios que el sindicalismo
requiere para hacerle frente a las nuevas realidades.
El presente documento, debe entonces convertirse, obligatoriamente, en
un avance de una investigación más comprometida, en aras de aportar no sólo a
fotografiar a nuestro movimiento sindical, sino a contribuir con su desarrollo
cuantitativo y sobre todo cualitativo. Sirva por el momento, el esfuerzo, sólo
a manera de actualización básica de la información que el mapa sindical de
América requiere.
I. EVOLUCION DE
Jorge Turner ha dividido la historia del movimiento
sindical panameño en 6 etapas, que se describen así:
Origen
(1855-1903). En este período se destacan la
concentración de los trabajadores en enclaves de desarrollo, la inmigración
aboral, discriminación (de nacionales y extranjeros). Surgen las primeras organizaciones de
carácter mutualista.
El Cuasiprotectorado (1903-1925). Aparece la oligarquía comercial, que se
asocia al capital extranjero, principalmente el norteamericano y las primeras
organizaciones obreras propiamente dichas.
Las Grandes
Luchas (1925-1932). En la que se destacan las gestiones sindicales
del Sindicato General de Trabajadores y la fundación de la Federación Sindical
de Obreros y Campesinos de la República. Las luchas inquilinarias de
1925 y 1932 que terminaron reprimidas por el ejército norteamericano. La fundación del partido comunista en 1930,
que se vinculó al movimiento obrero, dirigiendo una parte de él.
Sindicalismo
Legal (1936-1956). De acuerdo con César De león, entre 1941 y
1946 hubo un auge de libertades democráticas en el Istmo que redundó en la
fundación de la
Federación Sindical y el Magisterio Panameño Unido (DE LEÓN:
1977; 23).
En 1946 se elevan a rango constitucional algunos
derechos básicos laborales como la sindicación y la huelga, la protección a la
maternidad, etc. El primer Código de Trabajo se aprueba en 1947 y
en ese mismo año, por presión popular en la que participaron los sindicatos, se
rechaza el pretendido Tratado de ampliación de bases militares norteamericanas
en Panamá (Filós-Hynes).
En 1945 se funda la Federación Sindical
de Trabajadores de la
República de Panamá (FSTRP), de orientación comunista, que se
afilió a la
Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y
luego a la
Federación Sindical Mundial (FSM).
En 1956 nace la Confederación de
Trabajadores de la República
de Panamá, organizando los sindicatos en forma vertical es decir, por rama de
actividad o federación, como una opción no marxista, promovida por la Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL).
Pero desde 1953 se había desatado un período de
persecución contra la izquierda y el movimiento sindical que obliga a un
repliegue provisional.
Auge Obrero y Campesino (1958-1972). Los campesinos se toman algunas tierras de los latifundistas en el
campo. En 1959 hubo incluso un
alzamiento armado en Cerro Tute, contra el sistema capitalista[1].
En 1958 el Sindicato de Tipógrafos desarrolla con
éxito una huelga por aumento de salarios.
También en 1959 se organizó la marcha del hambre desde Colón donde 2,000
trabajadores desempleados marcharon hacia la ciudad de Panamá bajo la bandera
de la Unión Sindical
de Trabajadores de Oficios Mixtos para que se fijara el salario mínimo y se
rebajaran los cánones de arrendamiento, además de la creación de nuevas fuentes
de trabajo.
En 1960 el Sindicato de Bananeros de Bocas del Toro
(clandestino) decretó una huelga por aumento de salarios a la que se sumó el
sindicato del pacífico, en Chiriquí, produciéndose una paralización de más de
15,000 trabajadores y la producción en casi un 100%. La huelga fe reprimida y
su principal dirigente, Rodolfo Aguilar Delgado, asesinado.
En 1965 los
cañeros de Aguadulce organizan una marcha también a la ciudad de Panamá
en demanda de aumentos salariales que logra convocar a miles de trabajadores en
actitud solidaria.
En 1967 nace la Central Istmeña de
Trabajadores Cristianos (CIT), cuyo antecedente fue la Federación Istmeña
de Trabajadores, bajo los auspicios de la Central Latinoamericana
de Trabajadores (CLAT) y la Confederación Mundial
del trabajo (CMT) que en los años 90 se refunde en la Central General
Autónoma de Panamá (CGTP).
Crecimiento Cuantitativo (1972-1981). A partir de
la nueva Constitución y Código de
Trabajo (1971), se inicia una etapa de crecimiento inusitado del movimiento
sindical. Se configura el centro
Financiero Internacional y se consolida la función de servicios de la economía
panameña.
El Movimiento sindical en su gran mayoría y bajo la
coordinación y representación creada en el Código de Trabajo (artículo 1066)
denominada Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (CONATO), pospone
algunas reclamaciones al capital y al gobierno, a cambio de fortalecer la lucha
encabezada por el general Omar Torrijos
para recuperar la total soberanía en el Canal de Panamá. “De 1972 a 1976 el movimiento sindical crece, pero
no hay huelgas. Las huelgas
sobrevivieron a partir de 1977, luego que se promulga la antiobrera Ley 95” (Turner: 1978). Es una
época de control “light” del
movimiento sindical que sin embargo no es absolutamente dócil pues existieron
deserciones de esas posiciones de organizaciones menores desde el punto de
vista de la influencia entre los trabajadores.
En 1970 nace la Central Nacional
de Trabajadores de Panamá (CNTP) que intenta sustituir a la FSTRP , organizando a los
sindicatos por rama de actividad económica, pero bajo la orientación marxista o
clasista. También surgió la CPTT (Central Panameña de
Trabajadores del Transporte), que aglutinó a dueños y trabajadores del
transporte de buses y taxis.
CNTP se convirtió en orientadora del movimiento
sindical, agrupando a importantes sindicatos como la de los bananeros y
compartieron por algún tiempo junto con CTRP, la dirección de la mayoría del
movimiento sindical organizado en nuestro país.
Después de 1981 el movimiento sindical panameño ha
caminado por derroteros importantes que permiten sin mucha dificultad ubicar al
menos dos etapas adicionales en su desarrollo:
Reactivación y
Lucha (1981-1994). A partir de 1981,
después de dos reformas al Código de
Trabajo y habiéndose firmado los
tratados Torrijos-Carter en 1977 que desmontaban el enclave colonial
norteamericano en el Canal de Panamá, el movimiento sindical inicia una ola de
protestas contra dichas reformas y por reclamos postergados tanto en materia
económica, como de libertades ciudadanas.
En 1981 se inicia en Panamá la puesta en ejecución de
los Programas de Ajustes Estructurales (PAE) que las Instituciones
Financieras Internacionales (IFIS)
recetaban al país para ser considerado sujeto de crédito. Entre esos ajustes estructurales se exigía la flexibilización de
la legislación laboral y la disminución de la planilla estatal.
Entre 1972 y 1981 se ratificaron 53 de los 69
convenios de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) que el país ha
ratificado pero a partir de 1981 se
desacelera la aprobación de dichos convenios.
Al decir del Doctor Rolando Murgas esa ola flexibilizadora inició desde
1975, con la aprobación de la Ley
95 de 1975 (Murgas, en Bronstein: 2007).
Durante este período nace la Central Auténtica
de Trabajadores Independientes (CATI), que es un desprendimiento de la CIT.
En 1985 nace la Federación Nacional
de Asociaciones de Servidores Públicos (FENASEP), con un perfil sindical aunque
la constitución y la ley no permiten las organizaciones sindicales en el sector
público[2],
pero desde su origen se vinculó al movimiento sindical, a diferencia de otros
gremios del sector público históricamente fuertes como el de los maestros y los
médicos que sin embargo han preferido aliarse con organizaciones de corte
político conservador y han tomado distancia del movimiento sindical y de
FENASEP.
En 1986 se desarrolló una huelga general convocada por
CONATO para enfrentar la propuesta de reformas a la legislación laboral que
finalmente fue aprobada, (Ley 1 de 1986) y que disminuyó derechos a los
trabajadores agrícolas, trabajadores a domicilio y de la pequeña empresa. En términos generales, se replantea la
legislación laboral durante este período (MURGAS: Op.cit); replanteamiento
dirigido a disminuir la protección laboral.
Fue en general un período de agitación y lucha del movimiento sindical.
El movimiento popular y el
sindical en particular, se vio afectado, dividido, por la disyuntiva de apoyar
la defensa de la soberanía nacional bajo el mando de militares que a la vez
pisoteaban los derechos humanos, después de la muerte de Omar Torrijos,
ocurrida en 1981, o se enfrentaban a ese
gobierno impositivo y se ponían al margen de la lucha nacionalista, disyuntiva
que se resolvió con la invasión militar
estadounidense de 1989, que acabó con los gobiernos militares e instauró el
inicio del ejercicio pleno de las concepciones neoliberales.
Enfrentamiento
con el Neoliberalismo y Sobrevivencia (1994-2009). Después de la invasión militar estadounidense de 1989,
surgen nuevas organizaciones sindicales que como regla general intentan negar
las existentes.
Así, en 1993 nace
La
vinculación político-partidista del sindicalismo panameño promovió durante este
período y por suerte durante un breve lapso de tiempo, la persecución
intrasindical, llegándose al extremo de intentar desconocer por vía de ley, la
condición de dirigentes sindicales a quienes se adversaba en el plano político.
Como es evidente, la
atomización del movimiento sindical es digamos, a juzgar por los hechos
históricos descritos, hija del neoliberalismo imperante en el país a partir de
1990.
Esta última fase de desarrollo sindical, se distingue
por un auge inusitado de las medidas neoliberales que afectan en sus propios
cimientos al movimiento sindical panameño.
En 1995 se dio la más profunda reforma de corte
neoliberal al Código de Trabajo, mediante la Ley 44, que fue aprobada en medio de una huelga
general, de todo el movimiento sindical (aunque antes se había dividido entre
quienes decidieron enfrentar la reforma en su totalidad y quienes consideraban
que era mejor negociar para garantizar algunas conquistas).
La reforma de 1995 promovió la reducción del costo de
los despidos, hizo cuantificable su
costo, lo que antes era imposible debido a las fórmulas de pago de salarios no
devengados durante el período de discusión judicial del despido, vigente en el Código de Trabajo
desde 1971.
También se crearon condiciones para disminuir a su
mínima expresión la estabilidad laboral y promovió los contratos de corto
plazo; se promueve la movilidad laboral y se amplían las causas económicas de
despido, además de excluir del ámbito de la legislación laboral a los
corredores de seguro y grupos de vendedores y cobradores.
Rolando Murgas destaca como positivos algunos aspectos
de la reforma del 95, tales como:
restricciones a la acumulación de vacaciones; extensión de licencia de
maternidad y de incapacidad médica para laborar; restricciones a la
contratación temporal; condicionamientos para el período probatorio;
inembargabilidad de las vacaciones; eliminación del tiempo como condición para
acceder a la prima de antigüedad; reducción de la cantidad de trabajadores
necesarios para organizar un sindicato; permisión legal a la actividad
lucrativa de los sindicatos; elimina límites legales para la repetición en la
dirigencia sindical; amplia el fuero de negociación y se crea el fuero de
arbitraje, entre otras.
Posteriormente se dictaron normas
sobre zonas económicas especiales en
donde también se disminuyen derechos vigentes en el Código de Trabajo como el
costo del recargo por laborar horas extras; dispensa legal para no negociar
convenio colectivo durante el primer año de trabajo, etc.
Después de la liberación total de
la antigua Zona del Canal y del propio Canal de Panamá en 1999, se fortaleció
el criterio de abrir la economía panameña al mercado internacional. Con ese criterio
entre 1994 y 1998 se privatizaron algunas empresas y servicios estatales como
energía eléctrica, comunicaciones, juegos de azahar; puertos, entre otros. Panamá ingresó a la Organización Mundial
de Comercio en 1997, jurando cumplir con las reglas del mercado, rebajando
aranceles a las importaciones, se eliminó la Oficina de Regulación de Precios y se creó la Autoridad de Libre
Competencia y Asuntos del Consumidor, que atiende más a la primera parte de su
nombre que a la segunda, etc.
También con la reversión del Canal a la soberanía
panameña, los trabajadores de esa empresa pasan formar parte del movimiento
sindical panameño a partir del año 2000 y aunque poseen la condición de servidores públicos, su ley
orgánica les faculta para seguir manteniendo las organizaciones sindicales
existentes antes de la reversión[3].
A partir de
2000 el país inicia negociaciones bilaterales con diferentes países que se
concretan en Tratado de Libre Comercio, sin reglas de protección laboral [4],
salvo el TLC con Estados Unidos que contiene un capítulo laboral, impuesto más
que nada, por los sindicatos estadounidenses.
El cierre de empresas o su achicamiento, la aparición de
nuevas formas de contratación y relaciones de trabajo al margen de la
legislación laboral vigente además de la
flexibilización de las normas laborales en los términos expresados, resultaron
en el achicamiento del tamaño de los sindicatos, de su membresía y de sus
ingresos en concepto de cuotas, debilitándolos al extremo que muchos sólo
existen en el papel o poseen membresía inferior a la que exige el Código de
Trabajo (40 personas), pero se mantienen vigentes porque no reportan los
cambios de sus afiliados al Ministerio de Trabajo[5].
Tareas que antes no abordaba el movimiento sindical
como la capacitación para el trabajo y la certificación de habilidades son
parte de la nueva agenda. Un sector más
radicalizado sin embargo, ha encontrado
apoyo de la base, sobre todo en la construcción, para negar todas las medidas
que vengan de los gobiernos con políticas neoliberales y enfrentarlas con la
movilización constante y no con la negociación o el diálogo.
En 2006, en una línea de actuación distinta a los
antecedentes, surgió la
Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que no es otra
escisión del movimiento sindical existente, sino la suma de tres de las
centrales vigentes: la CNTP , la
FENASEP , y
Convergencia Sindical. Originalmente, en
las discusiones previas también participaron la FSTRP y la CTRP[6],
pero finalmente no asistieron al congreso constitutivo.
Estas organizaciones intentan unificar criterios
acerca de la gestión y los objetivos de sus estructuras, estableciendo una
coordinación y unidad de acción que eventualmente deberá pasar a la fusión
física de las mismas. “No pretendemos imponer nuestras ideas, sino
debatirlas en un ambiente de respeto y sinceridad, ateniéndonos únicamente a
los hechos históricos, a los datos estadísticos y a los resultados reales de un
modelo exógeno que sólo ha traído pobreza e infortunio a nuestros
conciudadanos”, rezan los documentos fundamentales de esta organización
sindical.
En 2007, surge la Central Casa Sindical, como una
escisión de Convergencia Sindical, que se suma a la larga lista de Centrales
que nuestro país mantiene vigentes. Casa Sindical ha mantenido una alianza con
el resto del movimiento sindical pero a la vez manteniendo y asegurando su
identidad estructural. En ese mismo año,
la Federación
Auténtica de Trabajadores (FAT), que estaba afiliada a la CONUSI , decidió
desafiliarse de ésta y actualmente funciona a nivel nacional, incluyendo a
algunos sindicatos que también se han separado de sus Centrales y Federaciones
originales.
II. ACTUALIDAD
NACIONAL
Panamá es un país de 3.3 millones de habitantes[7]
y posee en la actualidad un ingreso per cápita cercano a los nueve mil balboas
anuales, ingreso que ha venido aumentado en una forma sin precedentes durante
los años 2004 a
2009. El ingreso per cápita en 2007 por ejemplo, era de $6,854.00. Nuestra economía creció en ese período a un
promedio de 7.5% anual, llegando en el 2008 a 12%.
El índice de desarrollo humano panameño según registra
PNUD, es de 0.804 en 2007, y ocupamos el puesto No. 56 en el mundo, todo lo cual
parecen cifras que mejoran la condición socioeconómica de nuestro país.
Después de la arremetida neoliberal de los 90, el
movimiento sindical panameño se vió un tanto disminuido en su tasa de
afiliación. La mayoría de los dirigentes comparten el criterio que el
achicamiento de las empresas, las nuevas formas de organizar la producción,
tales como el tercerismo u outsourcing, el trabajo a domicilio, etc., además de
la propia atomización del movimiento, coadyuvaron en gran medida a estos
resultados. Para el año 2000, cuando la medidas neoliberales estaba en auge, el
movimiento sindical estaba casi paralizado. Algunos indican que su gestión se
reducía a discutir con los empleadores cuantos puestos de trabajo debían o no
desaparecer, etc.
Pero como quiera que la situación económica de nuestro
país resulta bastante interesante de analizar,
debido a que creció a un nivel inmenso e intenso durante el último
quinquenio pero seguimos siendo la segunda peor forma de distribución de la
riqueza de América Latina, es menester considerar algunos datos para conocer su
incidencia en el movimiento sindical.
En el año 2001 la población ocupada era de 984,223
personas[8],
y el desempleo era del 14.7%. En 2003, la población ocupada era de 1,081,135
personas y la tasa de desempleo era de 13.4%. En 2007, la población ocupada fue
de 1,356,973 personas y la tasa de desempleo bajó al 6.4%, mientras que en 2008
1,422,309 personas estaban ocupadas y el desempleo seguía cayendo, llegando
según estos datos, en 2008,
a 6%.
En 2003, las personas que laboraban en el sector
comercial y financiero o sea, el sector terciario de la economía, eran 315,573
pero en 2008 la cifra se disparaba a 896,000 personas o sea que en este sector
se concentró la producción de nuevos empleos.
Entre el año 2005
y 2010, se emitieron 71,927 registros comerciales que ocuparon, según cifras
oficiales[9],
a 279,289 personas pero se cancelaron en ese mismo período, alrededor de 30,000
registros o licencias comerciales. De acuerdo a estos datos, la afectación
positiva en el empleo en el último quinquenio no se refleja en las empresas que
declaran su planilla de asalariados pues es obvio que las cancelaciones
disminuyeron el número de empleos, de donde se concluye que el crecimiento, por
la vía del anuncio oficial de apertura de nuevas empresas, promedió menos de
40,000 por año durante este período, lo que viene a representar un aproximado
de 2.5% si le restamos la tasa de mortalidad laboral, el promedio de
jubilaciones y en general las deserciones laborales voluntarias u obligatorias.
En realidad lo que ocurrió es que
lo que creció fue el denominado trabajo informal, aquel que no es protegido ni
por la legislación laboral, ni por la seguridad social. De acuerdo a lo expresado por la OIT , en América Latina 9 de
cada 10 nuevos empleos eran producidos en el sector informal para el año 2007.
En Panamá, esos cálculos se promedian en 7 de cada diez nuevos empleos.
La desconcentración del proceso productivo de la
empresas; su achicamiento en aras de una mayor plusvalía y la aparición de
nuevas formas de organizar la producción, todo ello gracias a los avances
tecnológicos, sumado a la reforma laboral y neoliberal, llevaron al empleo
panameño a una precarización sin precedentes, en donde, a pesar que se dice que
poseemos uno de los niveles de ingreso más elevados de América Latina, el poder
adquisitivo de los trabajadores se ha disminuido cerca del 25 a 30% en el último
quinquenio. Los comerciantes, gracias a la especulación inflacionaria, han
aumentado 7 veces sus ingresos entre 2004 y 2009[10]
pues con la excusa del aumento de los precios del petróleo, se aumentaron todos
los precios de bienes y servicios, pero al rebajar los precios del petróleo,
los de las mercancías y servicios nunca volvieron a sus niveles originales;
esperaron nuevos aumentos, para aumentar nuevamente sus precios y así
sucesivamente.
Con la inexistencia de una política de protección
salarial, y la inexistencia de protecciones a los consumidores (salvo alguna
que otra campaña mediática), la especulación desarrollada en perjuicio del
poder adquisitivo de los trabajadores, se pudo concretar en la forma descrita.
Con motivo de la ampliación del Canal de Panamá, se ha
planteado la necesidad de garantizar que la mayor cantidad de mano de obra
contratada sea panameña pero al no encontrar la preparación técnica adecuada (o
por lo menos no certificada), se inició un proceso de capacitación y
certificación de los trabajadores panameños, que también se amplió a otros
aspectos de la economía como el sector hotelero, la construcción,
telecomunicaciones, etc. Si a esto se le suma el prestigio internacional con
base en una agresiva campaña por presentar la cara que los organismos
financieros y calificadores de riesgo quieren, amén de una campaña
internacional impulsadota del turismo, es evidente que el resultado es un
reencuentro con la reducción del desempleo, que sin embargo también es
aprovechado por los trabajadores inmigrantes sobre todo de Colombia y República
Dominicana.
En cuanto a la discusión política electoral, en 2004
fue bastante diferente a la de 2009 pues el país en el primer caso se
encontraba en una situación económica muy difícil, típica de América Latina,
recién aplicadas las medidas más drásticas de corte neoliberal como la
privatización de empresas y servicios estatales, etc. En ese período, el cambio
de gobierno obedeció a la búsqueda de mejores condiciones económicas para el
país. La consigna central del candidato Martín Torrijos, fue “más empleos, más
seguridad y cero corrupción”, lo que a la postre lo llevó al solio
presidencial, desarrollando un gobierno de tecnócratas, que hizo progresar al
país económicamente pero que no profundizó medidas de desarrollo social, salvo
acciones que más parecían “humanitarias”, caritativas, que políticas de Estado
a largo plazo, las que en efecto están paralizadas con el nuevo gobierno de
Ricardo Martinelli.
Las elecciones de 2009 llevaron
a Martinelli al poder, un empleador
multimillonario que hizo su fortuna aplastando a los trabajadores, e
imponiéndose a cualquier precio. Su gobierno en un año, lo único que ha hecho
es repartir dineros del Estado a través de becas para estudiantes, bonos
sociales, aumento de salario antojadizos, (para el sector público y privado);
etc. Desde el principio despreció el diálogo y la consulta con la sociedad
organizada, incluidos los empleadores, a quienes ve como su competencia, y por
supuesto al movimiento sindical, al que enfrentó desde el principio, a través
de la abogada de sus empresas, convertida en Ministra de Trabajo. Ello dio como
resultado la aprobación de la Ley
30 de 16 de junio de 2010, por la cual, entre otras cosas, se reforman aspectos
del Código de Trabajo que tienen que ver con la actividad sindical, de manera
desfavorable para los sindicatos por supuesto.
III. REALIDAD
SINDICAL
Como era de suponer, para realizar la presente
investigación, encontramos las mismas resistencias que antes, en el sector
oficial por “temor” a saber como se usarían los datos (en realidad no hay datos
confiables en el Ministerio de Trabajo) y por lo difícil que es abordar a las
organizaciones sindicales para obtener información. Hay que utilizar la
confianza ganada en la lucha social para obtener algunos datos.
La experiencia del movimiento sindical
internacional ha ayudado enormemente al movimiento
sindical panameño en los últimos años. El camino de unidad recorrido por la CSI y por la CSA , cuyo congreso fundacional
se verificó en ciudad de Panamá en 2008, ha permitido dar más confianza a los
dirigentes sindicales en los procesos unitarios que desde hace algún tiempo se
vienen impulsando.
La respuesta del sindicalismo panameño a la arremetida
del neoliberalismo fue la de buscar espacios de diálogo, estrategia que le
permitió readecuar su accionar a la realidad circundante. Hoy por ejemplo, la
discusión acerca de las mejores condiciones de trabajo se desarrolla más fuera
de las empresas, frente a las autoridades gobernantes, sin dejar de lado la
interacción socio laboral con el sector empleador.
Quizás debido a esta actitud es que los convenios
colectivos negociados por vía directa entre empleadores y sindicatos, son
superiores en cantidad con respecto a los negociados con la asistencia del
Ministerio de Trabajo. Lo cierto es que las mesas de diálogos en las que ha
participado el movimiento sindical como interlocutor social han sido cada vez
más, después de la invasión militar de 1989 y la entronización del capitalismo
salvaje a nuestro país.
Los niveles de coordinación del movimiento sindical
han mejorado. Desde hace ya casi tres años no se crea una nueva central de
trabajadores; la CUT
se ha mantenido funcionando aunque de bajo perfil, siempre con claridad de
objetivos y pronto realizará su segundo congreso. Las acciones de capacitación
y promoción desde afuera del sindicalismo como lo es la Universidad
Especializada de las Américas (UDELAS) y de la Fundación Ebert
entre otras, además de los programas financiados por organizaciones sindicales
solidarias como es el caso de los sindicatos metalúrgicos de Bélgica, han
permitido acercamientos y entendimientos que tiempos atrás eran impensables.
Actualmente, el
movimiento sindical se ha unificado y por primera vez todas las centrales
obreras existentes han actuado juntos para enfrentar la embestida de las
autoridades gubernamentales, que pensaron que era fácil desbaratar al
movimiento sindical pero la respuesta ha sido las más grandes manifestaciones
populares y sindicales de los últimos 10 años, en rechazo de la actitud
antisindical del gobierno Martinelli.
La capacitación nacional e
internacional de los cuadros medios y superiores también ha jugado un papel
importante en el camino de unidad que hoy forja el sindicalismo panameño, que
sigue siendo poco cuantitativamente, pero que posee una gran capacidad de lucha
según se ha demostrado en los últimos meses.
IV. CIFRAS
SINDICALES.
Según los datos del Ministerio de Trabajo y Desarrollo
Laboral (MITRADEL), existen 12 Centrales Sindicales; 65 Federaciones y 686
sindicatos, que en realidad se reducen a 3771.
Nuestra investigación con algunas centrales sindicales,
con sindicatos nacionales y a partir de los registros de MITRADEL, nos indican
que de los 377 sindicatos descritos, 84 son de empleadores, incluidos 74 de
transportistas, lo que nos deja una cantidad de 293 sindicatos activos de
trabajadores.
Considerando el tipo de sindicato2,
los existentes se agrupan así: 76 sindicatos de empresa, 116 sindicatos
industriales, 97 sindicatos gremiales, y 4 sindicatos mixtos.
El Consejo Nacional de Trabajadores Organizados
(CONATO), que es una estructura de coordinación del movimiento sindical, agrupa
en la actualidad a 9 de las 12 centrales sindicales existentes: CTRP, CGTP,
Convergencia Sindical, CNTP, CGT, UGT, Casa Sindical, FSTRP y FENASEP. No es una estructura del sindicalismo
panameño sino solo una instancia de coordinación.
Se encuentran fuera de CONATO la CONUSI y la FAT. La CUT no
forma parte de CONATO porque sus tres organizaciones miembros ya están integradas a CONATO.
El CONATO agrupa alrededor del
70% de los sindicatos registrados en MITRADEL.
De las 65 Federaciones, 44 son
parte de las organizaciones miembros de
CONATO.
Las Centrales y Federaciones que participan en CONATO
están presentes en todas las ramas de actividad económica, cubriendo
aproximadamente el 25% de los trabajadores del
sector servicios, el 17% del sector industrial y el 15% de los empleados
públicos.
En cuanto al número de trabajadores sindicalizados, es
difícil alcanzar precisión. En los últimos años ha habido una tendencia
general al achicamiento de las empresas y a la tercerización de algunos
servicios pero, al mismo tiempo, ha habido un auge del sector construcción,
hotelería y turismo. También algunas empresas trasnacionales han llegado al país debido a la legislación
flexible en materia de impuestos, estabilidad política, etc. y por supuesto,
por ser nuestro país centro de distribución debido a la existencia del Canal de
Panamá y a la posición geográfica como punto de encuentro y reparto.
El gobierno y los sindicatos manejan una estimación de
densidad sindical de alrededor del 13%,
en relación a la población ocupada total,
y sin incluir colegios, asociaciones de profesionales, docentes y
médicos. En números, la membresía
sindical pudiera estar cercana a los 190,000 trabajadores.
Un problema a resolver en estas mediciones es que
suelen incluír a los trabajadores no
sindicalizados que se benefician de las convenciones, porque usan la planilla
de descuento de cuotas que incluye a este grupo.
Por último, presentamos los datos de algunas Centrales
Sindicales que nos fueron facilitados para el presente trabajo:
CONUSI. Está integrada por tres federaciones y aproximadamente 30
sindicatos. En 2003 aglutinaba el 39% de los afiliados a CONATO. No hay
cifras actualizadas acerca de su peso específico en la tasa de afiliación sindical pero forma
parte de ella el poderoso SUNTRACS (Sindicato Unico Nacional de Trabajadores de
la Construcción y Similares), que reúne aproximadamente el
70% de los trabajadores de la construcción que están sindicalizados. En
consecuencia, la actividad sindical del país debe necesariamente contar con
esta organización, no sólo por su número, sino porque además posee una muy alta
cuota de militancia sindical, al extremo que ha servido de plataforma para
impulsar, recientemente, la idea de una propuesta política electoral de los
trabajadores.
-
CTRP. Está constituida por 8 federaciones y 45 sindicatos; está presente en todas las
actividades económicas. Según estadísticas del año 2003, era la central más grande en cuanto a cantidad de afiliados
pero sus dirigentes reconocen que ha sufrido bajas debido al cierre de empresas
y fusión de algunos sindicatos. Por otro lado, en el último quinquenio se afiliaron ocho nuevos sindicatos, que han
aportado una cantidad importante de afiliados.
- Convergencia
Sindical. Se estructura con tres federaciones y
26 sindicatos y está presente en la industria manufacturera, sector
agrícola y sector educativo.
- CNTP. Tiene
dos federaciones nacionales y 16 sindicatos, 7 de los cuales son nacionales.
Está presente en las actividades de la industria; gastronomía;
telecomunicaciones; educación; Canal de Panamá; artistas, entre otros. Su
dirigencia expresa que ha crecido su presencia en algunas actividades relacionadas con la
construcción y el sector turístico, además de las telecomunicaciones.
- FENASEP. Es la única organización sindical
estructurada en más de una institución estatal. Participan de ella 20 asociaciones
de servidores públicos. En los últimos años se ha visto disminuída su
afiliación debido a la represión gubernamental que a partir de la
administración Martinelli se ha incrementado al extremo que se han despedido
más de 30,000 funcionarios, incluidos varios dirigentes sindicales y la
deserción político ideológica de algunos dirigentes u organizaciones.
La actitud de la actual administración estatal frente
a los sindicatos ha concretado prácticas de eliminación, disminución o
desconocimiento de la libertad sindical, tales como negar el otorgamiento de
personería jurídica a nuevos sindicatos; suspensión de subsidios económicos
para capacitación e intromisión en los asuntos internos de los sindicatos, por
vía de reglamentaciones ilegales, etc. lo que ha obligado a los sindicatos a
enfrentar esta situación, con demandas judiciales y acciones de protestas en
las calles.
Dos elementos positivos de estos últimos años en
cuanto al sindicalismo son:
- La creación
de la CUT , en cuanto esfuerzo de unidad y aglutina desde el punto
de vista numérico, cerca del 30% de los trabajadores sindicalizados
representados en CONATO. Su gestión ha influido en la concreción de la unidad
de acción del movimiento sindical en la actual coyuntura, y ha desarrollado una participación
importante en la formación de cuadros sindicales durante los últimos años,
tanto a nivel nacional como internacional. Ha hecho importantes contribuciones
a la discusión de los temas de la agenda socio política de los trabajadores, a
partir del mandato de sus estatutos.
- El aumento de
la presencia de la CSA
en Panamá, reuniendo como afiliados a la CTRP y Convergencia, provenientes de la ORIT , con CGTP, originaria de
la CLAT , lo que ha permitido un acercamiento entre ellas,
bajo dos temas de actualidad: la unidad y la trasformación del movimiento
sindical desde adentro.
Tal es el panorama sindical panameño del momento.
1 Según MITRADEL, 309 sindicatos se consideran inactivos debido a que no reportan ninguna actividad en los últimos 5 años.
2 De acuerdo al Código de Trabajo, los sindicatos pueden ser de 4 clases: Sindicato de Empresa: aglutinan trabajadores de una sola empresa; Sindicato de Industria: agrupa trabajadores de diversas empresas de la misma rama o actividad económica; Sindicato Gremial: agrupa trabajadores de profesiones u oficios iguales, dentro de una o varias empresas, aunque estas o ejerzan la misma actividad económica, y Sindicato Mixto: reúne trabajadores de diversas profesiones u oficios, en empresas diversas, siempre que en una región, el número de trabajadores del mismo gremio sea inferior a cincuenta.
[1] Un grupo de jóvenes
inspirados por las acciones de Fidel Castro en Cuba, intenta crear un foco
guerrillero al oriente del pais, intento que fracasó y que provocó la muerte de
muchos, incluido su dirigente, Polidoro
Pinzón.
[2] Tanto el Código de Trabajo
de 1947 como el de 1971 excluyeron de su ámbito de aplicación a los
trabajadores al servicio del Estado.
[3] Algunos se han integrado a
las centrales obreras existentes pero la mayoría sigue vinculado al movimiento
sindical norteamericano, a través de la AFL-CIO .
[4] Se
han firmado TLC con Singapur, Taiwán, Chile, El Salvador, Republica Dominicana;
Nicaragua; Guatemala; Honduras, México, Colombia y Estados Unidos.
[5] De acuerdo al
artículo 392 del Código de Trabajo, la disminución de
afiliados a menos de 40 trabajadores por más de un año, es una causal de
pérdida de la personería jurídica de los sindicatos.
[6] El proyecto de la CUT comenzó en 1999, con el
Congreso Declarativo y Programático, pero sus actividades se iniciaron a
principios de 2005, culminando en el Congreso constitutivo en 2006. FSTRP y CTRP participaron del Congreso
inicial, pero no del constitutivo. A la inversa, FENASEP no participó del
primero pero se integró en el segundo. La CUT tiene personería desde 2006.
[7] Aunque el último censo
realizado en mayo del presente año, ha despertado muchas dudas acerca de la
capacidad técnica de la Contraloría General y la objetividad de los resultados.
[8] Cifras del
Ministerio de Economía y Finanzas, según Encuesta de Hogares de la Contraloría
General de la
República.
[9] Datos del
Ministerio de Comercio e Industrias
[10] Según el
economista panameño Juan Jované.
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