lunes, 1 de octubre de 2012



                                         LOS SINDICATOS PANAMEÑOS 
                          (EXTRACTO DE EL SINDICATO DEL SIGLO XXI)              

A.    DE DONDE VIENEN?


  1. Antecedentes Lejanos.

En Panamá los primeros trabajadores en el sentido estricto de la palabra o sea, dentro del desarrollo capitalista, datan de 1848-1850, a raíz de la construcción del ferrocarril entre las provincias de Colón y Panamá. 

Antes, la explotación de nuestra posición geográfica se daba con base en mano de obra fundamentalmente esclava, por ejemplo la ruta del Camino de Cruces para transportar mercancía entre los oceános atlántico y pacífico (GANDÁSEGUI: 1990), algunos esclavos se fueron proletarizando al obtener su libertad y otros empiezan a laborar por cuenta propia. 

En el campo existía una economía de subsistencia, por lo que en 1850 existía un reducido número de asalariados en el país.  La construcción del ferrocarril transístmico sin embargo, requería de más de 7,000 obreros, demanda que no podía ser cubierta por los trabajadores panameños.  Para cubrir esa demanda fueron traídos al istmo trabajadores de Europa, Asia y el Caribe (SEPÚLVEDA: OIT: 2003; 539).  En 1884 laboraban en estas obras cerca de 17,436 trabajadores, la mayoría de los cuales eran extranjeros.

   2. Los Enclaves de Desarrollo.

A finales del siglo XIX, se inicia la explotación bananera, provocando la aparición de un proletariado rural pues la industria agraria promovida por la United Fruit Company[1] se desarrolló en las provincias rurales de Bocas del Toro y Chiriquí, al extremo oriente del país.

Con la construcción del canal, se desarrolla otro enclave de producción, que en 1905 empleaba a más de 19,500 trabajadores.  Pero este tipo de actividad económica producía una clase trabajadora inestable, una especie de proletariado temporal ya que al término de las obras, la mayoría de los trabajadores extranjeros regresaban a sus países de origen (TURNER: 1994).

   3. Desarrollo Capitalista.

Los capitalistas panameños, surgidos del latifundio y las ciudades terminales de Panamá y Colón invirtieron en el comercio y servicios, alrededor de la zona de tránsito del Canal de Panamá, sirviendo además de intermediarios del capital extranjero (SOUSA y Otros: 1970).

La proletarización entonces es un proceso lento entre 1915 y 1936, debido principalmente a la casi total ausencia de industrias manufactureras en el país.  La clase obrera estaba conformada hasta entonces por trabajadores del transporte, la construcción, el comercio y los servicios. 

A raíz de la segunda guerra mundial, se producen sustituciones en las importaciones que originan las primeras industrias importantes en el país.  La industria del cuero, panificadores, aceites, jabón, textil, etc., nacieron entre 1936 y 1960. 

En el sector público no hubo posibilidades de desarrollo gremial hasta la década del 60 del siglo XX y toma auge en los 70, cuando la planilla estatal subió de 28,857 en 1960 a 135,000 en 1983[2].

         Los trabajadores inmigrantes aportaron las ideas de la necesidad de organización (sobre todo los europeos, a través de al corriente anarco-sindicalista) pero no fueron posible mayores avances debido a las dificultades de comunicación por hablar idiomas distintos; su poca instrucción (semi-analfabetas) y la falta de tradiciones sindicales de la gran mayoría, salvo como queda escrito, el caso de los europeos (específicamente, los españoles) (MORA:1979).

4. Las Primeras luchas Obreras.

Los acontecimientos de Europa desde la revolución francesa de 1848, la Comuna de París de 1869; el manifiesto comunista de 1848;  la jornada de Chicago de 1886 por las 8 horas máximas de jornada diaria, etc. junto a las difíciles condiciones de trabajo existentes, provocaron las primeras reacciones de organización y lucha de los trabajadores. 

En 1852 se registra la primera huelga en la compañía naviera “Pacific Mail Steam Ship Company” para exigir un salario igual al de los días ordinarios cuando se labore en días feriados.

También hubo huelgas de los estibadores de Taboga en 1853; en la Compañía del ferrocarril en 1868 y 1880.  En ese mismo año también los cigarreros decretaron una huelga.  En 1881 los trabajadores del “Canal Francés” decretaron una huelga para exigir descanso dominical. 

Estas huelgas sin embargo, sólo tenían trascendencia en los enclaves de desarrollo donde se producían pues como queda escrito, no había un desarrollo importante de la clase trabajadora en el resto del país.

  5. Las Organizaciones Originales.

A finales del siglo XIX surgen los primeros núcleos obreros pero bajo una concepción más bien cooperativista, mutualista.  Se refugiaron en logias, iglesias y sociedades mutuales como la Colours Progresive Asociation y la Nest Indian Protective League; Los hijos del Trabajo, etc.[3].

En 1922 los grupos artesanos de panaderos, tipógrafos, carpinteros, sastres, etc., organizaron la Federación Obrera de la Republica de Panamá y en 1924 se funda el Sindicato General de Trabajadores que organizó la famosa jornada de la lucha inquilinaria contra el alza de alquileres en las ciudades de Panamá y Colón.

 

B. LA HISTORIA EN ETAPAS

Jorge Turner ha dividido la historia del movimiento sindical panameño en 6 etapas, que se describen así:

        1. Origen (1855-1903). En este periódo se destacan la concentración de los trabajadores en enclaves de desarrollo, la inmigración aboral, discriminación (de nacionales y extranjeros).  Surgen las primeras organizaciones de carácter mutualista.

         2. El Cuasiprotectorado (1903-1925).  Aparece la oligarquía comercial, que se asocia al capital extranjero, principalmente el norteamericano y las primeras organizaciones obreras propiamente dichas.

         3. Las Grandes Luchas (1925-1932).  En la que se destacan las gestiones sindicales del Sindicato General de Trabajadores y la fundación de la Federación Sindical de Obreros y Campesinos  de la República.  Las luchas inquilinarias de 1925 y 1932 que terminaron reprimidas por el ejército norteamericano.  La fundación del partido comunista en 1930, que se vinculó al movimiento obrero, dirigiendo una parte de él.

4. Sindicalismo Legal (1936-1956).  De acuerdo con César De león, entre 1941 y 1946 hubo un auge de libertades democráticas en el Istmo que redundó en la fundación de la Federación Sindical y el Magisterio Panameño Unido (DE LEÓN: 1977; 23).

En el año de 1946 se elevan a rango constitucional algunos derechos básicos laborales como la sindicación y la huelga, la protección a la maternidad, etc.  El  primer Código de Trabajo se aprueba en 1947 y en ese mismo año, por presión popular en la que participaron los sindicatos, se rechaza el pretendido Tratado de ampliación de bases militares norteamericanas en Panamá (Filós-Hynes).

En 1945 se funda la Federación Sindical de Trabajadores de la República de Panamá (FSTRP), de orientación comunista, que se afilió a la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y luego a la Federación Sindical Mundial (FSM). 

La FSTRP sin embargo, organizaba a los trabajadores en forma horizontal, por oficios (mecánicos, albañiles, electricistas, zapateros, etc.).  En 1950 logró, gracias a la concentración de más de 50,000 trabajadores, la aprobación de la ley de control de precios y una  nueva ley sobre arrendamientos urbanos.

En 1956 nace la Confederación de Trabajadores de la República de Panamá, organizando los sindicatos en forma vertical es decir, por rama de actividad o federación, como una opción no marxista, promovida por la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL).

Pero desde 1953 se había desatado un período de persecución contra la izquierda y el movimiento sindical que obliga a un repliegue provisional.

          5. Auge Obrero y Campesino (1958-1972). Los campesinos se toman algunas tierras de los latifundistas en el campo.  En 1959 hubo incluso un alzamiento armado en Cerro Tute, contra el sistema capitalista[4]. 

En 1958 el Sindicato de Tipógrafos desarrolla con éxito una huelga por aumento de salarios.  También en 1959 se organizó la marcha del hambre desde Colón donde 2,000 trabajadores desempleados marcharon hacia la ciudad de Panamá bajo la bandera de la Unión Sindical de Trabajadores de Oficios Mixtos para que se fijara el salario mínimo y se rebajaran los cánones de arrendamiento, además de la creación de nuevas fuentes de trabajo. 

En 1960 el Sindicato de Bananeros de Bocas del Toro (clandestino) decretó una huelga por aumento de salarios a la que se sumó el sindicato del pacífico, en Chiriquí, produciéndose una paralización de más de 15,000 trabajadores y la producción en casi un 100%. La huelga fe reprimida y su principal dirigente, Rodolfo Aguilar Delgado, asesinado.

 En 1965 los  cañeros de Aguadulce organizan una marcha también a la ciudad de Panamá en demanda de aumentos salariales que logra convocar a miles de trabajadores en actitud solidaria. 

En 1967 nace la Central Istmeña de Trabajadores Cristianos (CIT), cuyo antecedente fue la Federación Istmeña de Trabajadores, bajo los auspicios de la Central Latinoamericana de Trabajadores  (CLAT) y la Confederación Mundial del trabajo (CMT) que en los años 90 se refunde en la Central General Autónoma de Panamá (CGTP).

          6. Crecimiento Cuantitativo (1972-1981).   A partir de 1972, con la dictación de la nueva constitución y el nuevo Código de Trabajo (1971), se inicia una etapa de crecimiento inusitado del movimiento sindical.  Se configura el centro Financiero Internacional y se consolida la función de servicios de la economía panameña. 

El Movimiento sindical en su gran mayoría y bajo la coordinación y representación creada en el Código de Trabajo (artículo 1066) denominada Consejo Nacional de Trabajadores Organizados –CONATO-, pospone algunas reclamaciones al capital y al gobierno, a cambio de fortalecer la lucha encabezada por el general Omar Torrijos  para recuperar la total soberanía en el Canal de Panamá.  “De 1972 a 1976 el movimiento sindical crece, pero no hay huelgas.  Las huelgas sobrevivieron a partir de 1977, luego que se promulga  la antiobrera Ley 95” (TURNER:op.cit; 89).

Es una época de control “light” del movimiento sindical que sin embargo no es absolutamente dócil pues existieron deserciones de esas posiciones de organizaciones menores desde l punto den vista de la influencia entre los trabajadores.

 En 1970 nace la Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP) que intenta sustituir a la FSTRP, organizando a los sindicatos por rama de actividad económica, pero bajo la orientación marxista o clasista.  También surgió la CPTT (Central Panameña de Trabajadores del Transporte), que aglutinó a dueños y trabajadores del transporte de buses y taxis. 

CNTP se convirtió en orientadora del movimiento sindical, agrupando a importantes sindicatos como la de los bananeros y compartieron por algún tiempo junto con CTRP, la dirección de la mayoría del movimiento sindical organizado en nuestro país.

En 1977 existían 5 centrales o confederaciones obreras (FSTRP; CTRP; CIT; CPTT; y CNTP), que agruparon 33 Federaciones, 166 Sindicatos y 54,740 trabajadores.  Existían además 46 sindicatos no afiliados a ninguna de ellas, que aglutinaban a 9,211 trabajadores para un total de 212 sindicatos que agrupaban a 64,951 afiliados[5].

Después de 1981 el movimiento sindical panameño ha caminado por derroteros importantes que permiten sin mucha dificultad ubicar al menos dos etapas adicionales en su desarrollo:

        7. Reactivación y Lucha (1981-1994). A partir de 1981, después de 2 reformas al Código de Trabajo de 1971  y habiéndose firmado los tratados Torrijos-Carter en 1977 que desmontaban el enclave colonial norteamericano en el Canal de Panamá, el movimiento sindical inicia una ola de protestas contra dichas reformas y por reclamos postergados tanto en materia económica, como de libertades ciudadanas.

En 1981 se inicia en Panamá la puesta en ejecución de los Programas de Ajustes Estructurales (PAE) que las Instituciones de Financiamiento Internacional (IFIS) recetaban al país para ser considerado sujeto de crédito.  Entre esos ajustes  estructurales se exigía la flexibilización de la legislación laboral y la disminución de la planilla estatal. 

Entre 1972 y 1981 se ratificaron 53 de los 69 convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que el país ha ratificado pero a  partir de 1981 se desacelera la aprobación de dichos convenios.  Al decir del Doctor Rolando Murgas esa ola flexibilizadora inició desde 1975, con la aprobación de al Ley 95 de 1975 (MURGAS, en  Bronstein: 2007).

Durante este período nace la Central Auténtica de Trabajadores Independientes (CATI), que es un desprendimiento de la CIT.

Hubo una disminución de la negociación colectiva impulsada por acciones gubernamentales que iban desde permitir la renuencia de los empleadores a negociar, hasta la dictación de normas que prorrogaban la vigencia de los convenios colectivos en 1990.

En 1985 nace la Federación Nacional de Asociaciones de Servidores Públicos (FENASEP), con un perfil sindical aunque la constitución y la ley no permiten las organizaciones sindicales en el sector público[6], pero desde su origen se vinculó al movimiento sindical, a diferencia de otros gremios del sector público históricamente fuertes como el de los maestros y los médicos que sin embargo han preferido aliarse con organizaciones de corte político conservador y han tomado distancia del movimiento sindical y de FENASEP.

Entre 1984 y 1989 se desarrollaron 7 huelgas nacionales de los trabajadores del Estado y aproximadamente 70 huelgas institucionales.  

En 1986 se desarrolló una huelga general convocada por CONATO para enfrentar la propuesta de reformas a la legislación laboral que finalmente fue aprobada, (Ley 1 de 1986) y que disminuyó derechos a los trabajadores agrícolas, trabajadores a domicilio y de la pequeña empresa.  En términos generales, se replantea la legislación laboral durante este período (MURGAS: Op.cit); replanteamiento dirigido a disminuir la protección laboral.  Fue en general un período de agitación y lucha del movimiento sindical.

El movimiento popular y el sindical en particular, se vio afectado, dividido, por la disyuntiva de apoyar la defensa de la soberanía nacional bajo el mando de militares que a la vez pisoteaban los derechos humanos, después de la muerte de Omar Torrijos, ocurrida en 1981, o se enfrentaban  a ese gobierno impositivo y se ponían al margen de la lucha nacionalista, disyuntiva que se resolvió  con la invasión militar estadounidense de 1989, que acabó con los gobiernos militares e instauró el inicio del ejercicio pleno de las concepciones neoliberales.

        8. Enfrentamiento con el Neoliberalismo y Sobrevivencia (1994-2006). Después de la invasión militar estadounidense de 1989, surgen nuevas organizaciones sindicales que como regla general intentan negar las existentes. 

           Así, en 1993 nace la Confederación General de Trabajadores  (CGT).  La Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP) también en 1993, como desgajamiento de la Central Istmeña de Trabajadores (CIT); también surge Convergencia Sindical  en 1995, como una escisión  de la Confederación de Trabajadores de la República de Panamá (CTRP) y en ese mismo año, la Confederación de Unidad Sindical Independiente (CONUSI) se organiza, sustituyendo a la antigua Central Auténtica de Trabajadores Independientes (CATI).

         La vinculación político-partidista del sindicalismo panameño promovió durante este periódo y por suerte durante un breve lapso de tiempo, la persecución intrasindical , llegándose al extremo de intentar desconocer por vía de ley, la condición de dirigentes sindicales a quienes se adversaba en el plano político.

         Como es evidente, la  atomización del movimiento sindical es digamos, a juzgar por los hechos históricos descritos, hija del neoliberalismo imperante en el país a partir de 1990.

Esta última fase de desarrollo sindical, se distingue por un auge inusitado de las medidas neoliberales que afectan en sus propios cimientos al movimiento sindical panameño.

A partir de 1990 FENASEP se vio casi paralizada y ha venido en un proceso de recuperación muy lento, aunque ha fortalecido sus vínculos con el movimiento sindical nacional e internacional.

En 1995 se dio la más profunda reforma de corte neoliberal al Código de Trabajo, mediante la Ley 44, que fue aprobada en medio de una huelga general, de todo el movimiento sindical (aunque antes se había dividido entre quienes decidieron enfrentar la reforma en su totalidad y quienes consideraban que era mejor negociar para garantizar algunas conquistas). 

El parlamento acogió algunas de las propuestas que los sindicatos le presentaron pero finalmente se impusieron reformas inaceptables para los trabajadores, por lo que hubo de enfrentarlo en su totalidad.

La reforma de 1995 promovió la reducción del costo de los despidos, hizo cuantificable  su costo, lo que antes era imposible debido a las fórmulas de pago de salarios no devengados durante el período de discusión judicial  del despido, vigente en el Código de Trabajo desde 1971. 

También se crearon condiciones para disminuir a su mínima expresión la estabilidad laboral y promovió los contratos de corto plazo; se promueve la movilidad laboral y se amplían las causas económicas de despido, además de excluir del ámbito de la legislación laboral a los corredores de seguro y grupos de vendedores y cobradores. 

Rolando Murgas destaca como positivos algunos aspectos de la reforma del 95, tales como:  restricciones a la acumulación de vacaciones; extensión de licencia de maternidad y de incapacidad médica para laborar; restricciones a la contratación temporal; condicionamientos para el periódo probatorio; inembargabilidad de las vacaciones; eliminación del tiempo como condición para acceder a la prima de antigüedad; reducción de la cantidad de trabajadores necesarios para organizar un sindicato; permisión legal a la actividad lucrativa de los sindicatos; elimina límites legales para la repetición en la dirigencia sindical; amplia el fuero de negociación y se crea el fuero de arbitraje, entre otras (MURGAS: Op. cit.;345).

Posteriormente se dictaron normas sobre zonas económicas especiales  en donde también se disminuyen derechos vigentes en el Código de Trabajo como el costo del recargo por laborar horas extras; dispensa legal para no negociar convenio colectivo durante el primer año de trabajo, etc.

Después de la liberación total de la antigua Zona del Canal y del propio Canal de Panamá en 1999, se fortaleció el criterio de abrir la economía panameña al mercado internacional. 

Con ese criterio entre 1994 y 1998 se privatizaron algunas empresas y servicios estatales como energía eléctrica, comunicaciones, juegos de azahar; puertos, entre otros.  Panamá ingresó a la Organización Mundial de Comercio en 1997, jurando cumplir con las reglas del mercado, rebajando aranceles a las importaciones, etc. 

También con la reversión del canal a la soberanía panameña, los trabajadores de esa empresa también pasan formar parte del movimiento sindical panameño a partir del año 2000 y aunque poseen  la condición de servidores públicos, su ley orgánica les faculta para seguir manteniendo las organizaciones sindicales existentes antes de la reversión[7].

A partir  de 2000 el país inicia negociaciones bilaterales con diferentes países que se concretan en Tratado de Libre Comercio, sin reglas de protección laboral [8], salvo el TLC con Estados Unidos que contiene un capítulo laboral, impuesto más que nada, por los sindicatos estadounidenses.

La Unión General de Trabajadores (UGT) fue creada en 2001 y en 2007, como otro desprendimiento, esta vez de Convergencia Sindical, surge Casa Sindical, otra nueva Central Obrera.

El cierre de empresas o su achicamiento, al aparición de nuevas formas de contratación y relaciones de trabajo al margen de la legislación  laboral vigente además de la flexibilización de las normas laborales en los términos expresados, resultaron en el achicamiento del tamaño de los sindicatos, de su membresía y de sus ingresos en concepto de cuotas, debilitándolos al extremo que muchos sólo existen en el papel o poseen membresía inferior a la que exige el Código de Trabajo (40 personas), pero se mantienen vigentes porque no reportan los cambios de sus afiliados al Ministerio de Trabajo[9].

En 1992 surgió la Fundación del Trabajo, estructura bipartita que trata de conciliar algunos aspectos de las necesidades laborales del país.  A partir de esa experiencia, el diálogo o la negociación salió de la empresa y el movimiento sindical panameño participa de la discusión de los grandes problemas nacionales, aunque cada vez con menos fuerza. 

En la década de los 90, las negociaciones o acuerdos colectivos se redujeron a garantizar la fuente de empleo porque las medidas de mercado no sólo no bajaron la tasa de desempleo, sino que produjeron más desempleados con base en los avances tecnológicos que reducían la cantidad de trabajadores necesarios y el desgano de la reinversión del capital.

Tareas que antes no abordaba el movimiento sindical como la capacitación para el trabajo y la certificación de habilidades son parte de la nueva agenda.  Un sector más radicalizado sin embargo,  ha encontrado apoyo de la base, sobre todo en la construcción, para negar todas las medidas que vengan de los gobiernos con políticas neoliberales y enfrentarlas con la movilización constante y no con la negociación o el diálogo.

En 2006, en una línea de actuación distinta a los antecedentes, surgió la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que no es otra escisión del movimiento sindical existente, sino la suma de tres de las centrales vigentes:  La Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP); la Federación Nacional de Asociaciones de Servidores Públicos (FENASEP) y Convergencia Sindical.  Originalmente, en las discusiones previas también participaron la Federación Sindical (FSTRP) y la Confederación de Trabajadores de la República de Panamá (CTRP)[10], pero finalmente no asistieron al congreso constitutivo. 

Estas organizaciones intentan unificar criterios acerca de la gestión y los objetivos de sus estructuras, estableciendo una coordinación y unidad de acción que eventualmente deberá pasar a la fusión física de las mismas. “No pretendemos imponer nuestras ideas, sino debatirlas en un ambiente de respeto y sinceridad, ateniéndonos únicamente a los hechos históricos, a los datos estadísticos y a los resultados reales de un modelo exógeno que sólo ha traído pobreza e infortunio a nuestros conciudadanos”, rezan los documentos fundamentales de esta organización sindical. 

 
C. Y QUE LOGRO EL SINDICALISMO PANAMEÑO?

El sindicalismo latinoamericano, incluído el panameño, tuvo jornadas de lucha importante con resultados positivos pero no irreversibles.  Las grandes jornadas por derechos que se volvieron íconos se desarrollaron anteriormente, en el escenario europeo y aún norteamericano (La negociación colectiva; jornada de 8 horas, etc.). 

Esto en manera alguna significa demérito de la gestión sindical latinoamericana y panameña, sólo que insisto, sus resultados han sido más precarios, menos permanentes, más vulnerables y reversibles.

Hay sin embargo importantes jornadas del sindicalismo panameño como queda escrito, algunas veces vinculado al resto de las organizaciones populares y otras veces por sí solo.

1. Tutela del Trabajo.

Sin lugar a dudas que la conformación de la legislación protectora del trabajo se debe en una medida importante a la gestión sindical, e incluso la legislación de carácter social (seguro social; cooperativismo; derecho agrario, etc.). 

Recientemente, durante los enfrentamientos contra la reforma laboral neoliberal de 1995, la participación de un sector sindical permitió que dicha reforma conservara aspectos importantes como la ampliación de la negociación colectiva y protección a los fondos sindicales, etc.

2. Administración del Trabajo.

La vinculación a expresiones políticas partidistas del sindicalismo panameño, desde sus orígenes, limitó un poco su capacidad de obtener instituciones más o menos sólidas y permanentes de carácter laboral.

Así por ejemplo, bajo la presidencia de Belisario Porras y el partido liberal en 1923, se funda la Oficina del Trabajo, por sugerencia de la Federación Obrera, pero ello le valió el mote de “vendidos” al gobierno (SEPÚLVEDA. OIT: Op. cit).  Esta oficina es el antecedente más lejano del Ministerio de Trabajo.

3. La Lista Concreta.

Las luchas del movimiento sindical panameño y sus logros los podemos resumir en el ámbito laboral, en los siguientes: Ajuste salariales;  disminución de la jornada de trabajo;  establecimiento de un salario mínimo; vacaciones y negociación colectiva, además de la protección al trabajo femenino e infantil.

A los partidos políticos o fracciones de ellos, o a caudillos políticos individuales o a libres pensadores, intelectuales progresistas se les atribuye la legislación laboral, tal es el caso de  la Constitución de 1946 que estableció por primera vez derechos sociales de los trabajadores o la aprobación  de los dos Códigos de Trabajo que ha tenido el país en 1947 y en 1972. 

No hay una gestión directa y visible de los sindicatos que permita expresar que dichas medidas fueron producto de esa gestión. 

Es innegable sin embargo, que todos los sindicatos reclamaron en algún momento las garantías y derechos que se consagran en la legislación laboral y aún en la Constitución. 

En el sector público la lucha por la estabilidad laboral estalla a partir de 1985, con altibajos, siempre en relación al partido político gobernante.

4. Negociación Colectiva Extra Empresa.

A partir de la puesta en marcha de las medidas neoliberales, los sindicatos encuentran en el diálogo más allá de la empresa, el mecanismo para salvaguardar algunas conquistas, participando del llamado diálogo social[11] 

Con el tiempo, los sindicatos han ido perdiendo fuerza como interlocutor de ese diálogo social, por lo que podríamos concluir que frente a los embates neoliberales el mejor logro del sindicalismo panameño es continuar existiendo, débiles; pero vigentes.  Por eso es necesario revisar hacia adentro para encontrar la energía que en otros tiempos permitió reaparecer en la escena social como un importante interactor social.

5. Pluralidad ideológica.

    Una  parte del sindicalismo panameño, aparecido después de la invasión militar estadounidense de 1989, ha radicalizado su discurso y su práctica sindical pero su gestión no ha pasado de producir convenios colectivos con importantes ajustes salariales, sobre todo en el sector construcción y magisterial. 

Su propuesta de cambios sociales y estructurales para evitar la explotación capitalista aún no ha sido asimilada por su membresía.  De allí que mantengan una organización sindical militante pero sin logros concretos trascendentes, salvo la retractación gubernamental de la ley de seguridad social de 2005 y la rediscusión de la misma con el sector trabajador[12].

Los intereses políticos partidistas junto a un individualismo acendrado, producto de la sicología social que origina la función de tránsito, exacerbada por la globalización del concepto egoísta individual  de supervivencia, que niega toda solidaridad o actuación en colectivo han limitado la capacidad de gestión sindical, salvo algunas excepciones pero sus logros, al mantener organizada a más del 12% de la población trabajadora y sobrevivir a los embates neoliberales, son innegables.

6. Destrucción del Enclave Colonial.

El sindicalismo panameño aportó importantes jornadas, sacrificios y postergación de reclamos naturales en aras de conquistar la soberanía y desmantelar el enclave colonial del Canal de Panamá y su zona adyancente (cinco kilómetros a ambos lados del canal) que Estados Unidos ejercía desde 1903 “como si fueran soberanos” según rezaba el Tratado Hay-Buneau Varilla.

En las jornadas de 1947 (rechazo del Tratado Filós-Hines que pretendía aumentar las bases militares); de 1964 (enfrentamiento popular contra el ejército de USA que impedía enarbolar la bandera panameña en la llamada zona del canal); y en el periódo 1973-1977, de renegociación de los tratados sobre el canal que produjeron el desmantelamiento del enclave colonial y militar del canal de Panamá, dirigido por el general Omar Torrijos, junto a vastos sectores de la sociedad panameña, el movimiento sindical brindó una cuota importante de la lucha.

Después del desmantelamiento de la colonia el 31 de diciembre de 1999, los trabajadores del canal, aglutinados en los sindicatos que allí existen, han aportado su esfuerzo diario para hacerlo funcionar igual o mejor que ciando estaba en manos extranjeras, con 100% de efectividad lograda en ese objetivo.

4.   Vigencia Como Interlocutor Social.

          Durante toda su historia el sindicato panameño estuvo sometido  a la presión en su contra de gran parte de los empleadores nacionales, de la mayoría de los gobiernos y de los representantes del sistema colonialista de Estados Unidos, que se encontraban físicamente en el país, gracias a la  existencia del enclave de la Zona del Canal de Panamá, durante todo el siglo XX.

          Las más importantes decisiones de represión contra el movimiento sindical y popular fueron consultadas con los representantes coloniales. Durante los años siguientes a la segunda guerra mundial, la guardia nacional reprimía al sindicalismo en concordancia con esas autoridades.

         Cuando en 1981 se inicia la ejecución de medidas neoliberales, se hace innecesaria esa coordinación en primer lugar porque desde 1969 no hubo más supeditación en ese sentido a las autoridades coloniales y en segundo lugar porque dichas medidas hacían que todo el sistema de relaciones jurídicas, económicas y laborales conspiraran contra los sindicatos.

         Por eso, el sobrevivir y además convertirse en un referente social, un interlocutor necesario para los otros sectores de la sociedad panameña, aunque débil, es un logro indiscutible del sindicalismo panameño.



[1] Conocida como “mamita united” debido a que ella era la única que garantizaba todos los servicios a la población trabajadora y sus familias así a los pobladores de las áreas geográficas cercanas.
[2] Datos de la Contraloría General de la República.
[3] En el documento Las Luchas Obreras en Panamá, hay una larga lista de las asociaciones mutualistas existentes en el Ismo en 1921.
[4] Un grupo de jóvenes inspirados por las acciones de Fidel Castro en Cuba, intenta crear un foco guerrillero al oriente del pais, intento que fracasó y que provocó la muerte de muchos, incluido su  dirigente, Polidoro Pinzón.
[5]   Según datos del Ministerio de Trabajo.
[6] Tanto el Código de Trabajo de 1947 como el de 1971 excluyeron de su ámbito de aplicación a los trabajadores al servicio del Estado.
[7] Algunos se han integrado a las centrales obreras existentes pero la mayoría sigue vinculado al movimiento sindical norteamericano, a través de la AFL-CIO.
[8] Se han firmado TLC con Singapur, Taiwán, Chile, El Salvador, Republica Dominicana; Nicaragua; Guatemala; Honduras, México, Colombia  y Estados Unidos.
[9] De acuerdo al artículo  392  del Código de Trabajo, la disminución de afiliados a menos de 40 trabajadores por más de un año, es una causal de pérdida de la personería jurídica de los sindicatos.
[10] FSTRP y CTRP participaron del Congreso Declarativo y Programático realizado en agosto de 1999 pero no del Congreso Constitutivo en 2006. En el Congreso Declarativo no participó FENASEP, pero sí del constitutivo de 2006.
[11] Los sindicatos han participado del diálogo social sobre la administración y ampliación del Canal de Panamá en 1994 y 2007, respectivamente, así como sobre la seguridad social (2006); las elecciones generales (1994); el desarrollo económico (2004); la educación (2004-05); etc.
[12] La Ley 17 de 2005 fue “suspendida” en un acto inconstitucional pero demandado por los sindicatos que convocaron a miles de trabajadores, y que fue finalmente sustituída por la Ley 51 de 2005, producto del diálogo con los trabajadores.

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